
Sexting, pegging, quicking, petting… seguro que en ocasiones tienes la sensación de no enterarte de nada y de que necesitas un diccionario para entender las prácticas sexuales de las que se habla hoy en día.
Sin embargo, en la mayoría de los casos se trata de nombres en inglés que sirven para referirse a actitudes, comportamientos y prácticas de toda la vida pero ya sabes… en inglés todo suena mucho más cool.
Si en uno de nuestros anteriores post ya te hablamos del pegging, hoy le toca el turno al petting, algo que, aunque no lo sepas, llevas practicando siempre 😉
Petting: porque lo que no es penetración también es sexo
¿Te has preguntado por qué se da importancia a que dos personas que comparten intimidad lo hayan hecho con o sin penetración? Seguro que en más de una ocasión tú misma/o te has visto realizando la pregunta: ¿pero follasteis o no? Como si todo aquello que no culminara en penetración jugara en una liga de segunda división.
Pues precisamente el petting lo que hace es poner en valor todo aquello que hacemos que va entre el beso y la penetración. Muchos lo llamarán preliminares, otros lo llamarán subir la temperatura y otros lo llaman petting, un nombre muy moderno pero que hace referencia a actos sexuales que hemos hecho siempre.
Aunque si algo bueno tiene el petting es que ha logrado que todas estas prácticas que son son penetración tengan entidad propia y se eleven a la categoría de sexo: las caricias, los toqueteos por encima y debajo de la ropa, los frotamientos, el sexo oral, la estimulación mutua de los genitales, lamer el cuerpo a tu pareja… ¿te parecen gestos poco íntimos como para quedar relegados a ese segundo plano detrás de la todopoderosa penetración?
No podemos olvidar que sexo es todo aquello que excite, que guste, que te ponga a mil y que te dé placer. Y no se trata de demonizar el coito sino de dejar que todo gire en torno a él y darle importancia a momentos de gran intimidad sexual a los que no se la dábamos.
Niveles de petting
Hace tiempo, contar a tus amigos que te “habías enrollado” con un chico/chica implicaba tener que describir con, más o menos detalle, lo que habías hecho o hasta dónde habías llegado.
Sin embargo, hoy la palabra petting lo engloba todo y resulta mucho más práctico. Aunque como en los antiguos “rollos”, el petting también tiene sus diferentes niveles a las que llegan los miembros de la pareja:
Petting nivel 1: La primera base de toda la vida. Además de los besos, implica abrazarse, frotarse, acariciarse sobre la ropa… Es propio del comienzo de las relaciones a cierta edad pero también es buen recurso para adultos fogosos en una cena familiar. A pesar de su aparente inocencia es muy excitante y crea un vínculo con la pareja.
Petting nivel 2: Es la segunda base de siempre. Subimos el nivel y empezamos con las caricias bajo la ropa que pueden ser realizadas con la lengua en ciertas partes del cuerpo como cuello, espalda, pechos… Las caricias piel con piel son muy excitantes y tienen un gran poder sexual.
Petting nivel 3: Aquí ya vamos con todo y las caricias se hacen más sexuales y normalmente la pareja está semidesnuda o desnuda completamente. La intimidad es mayor y da paso a la masturbación mutua, a frotarse los genitales entre sí, al sexo oral… o también a simular el coito pero sin penetración real, una práctica muy excitante que acompañada de todo el anterior puede provocar orgasmos igual de placenteros. En esta última fase entraría el uso de juguetes sexuales como los que puedes adquirir en nuestro sex shop en Tenerife.
Lo que hagan dos personas de manera íntima es algo suyo, llegando en cada momento a donde les apetece, siempre desde la libertad y la comunicación. En cualquier caso, es bueno que momentos de gran sexualidad e intimidad se eleven a la categoría de sexo porque lo son, aunque no haya penetración y solo haya petting.